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CONOCE CÓMO EMPEZÓ LA “CONFRONTACIÓN DE LAS GRANDES FUERZAS”
Confrontación de las grandes fuerzas
Desde el inicio de los tiempos las fuerzas de la Oscuridad y la Luz luchaban en una guerra incansable, y a esa guerra la llamaron Batalla Eterna. Los demonios, impulsados por la energía del vacío, querían absorber absolutamente todo a su alrededor. Sólo los poderosos espíritus de la Luz podían detener las tropas de las Tinieblas. Incontables batallas tenían lugar en todos los rincones del génesis, y el universo se encontraba en el abismo de la destrucción. Cuando daba la impresión que ya nada podía salvar este mundo del caos de la lucha de la Luz y la Obscuridad, apareció la Diosa de la Vida – Aira. Ella dominaba todo el poder del génesis. Con la ayuda del gran conjuro, Aira separó la Luz y la Oscuridad, poniendo fin a la Batalla Eterna. El mundo se empezó a llenar de armonía.
Para equilibrar la Luz y la Obscuridad, Aira decidió crear el Medianum – el mundo para los vivos. La diosa lo llenó de una inmensa cantidad de plantas y criaturas, poniendo a los Elnares, espíritus de la naturaleza, a guardar el orden en el mundo de los vivos. Pero no todos se alegraron de ello…
El jefe de las fuerzas oscuras, el demonio Fargor, decidió matar a Aira, para que la Batalla Eterna continúe de nuevo. Con astucia y engaño Fargor se infiltró en el círculo más cercano de la diosa, tomando la apariencia de uno de los espíritus de la naturaleza. Y cuando Aira se acercó para bendecir a su nuevo ayudante, Fargor atravesó su corazón con un fragmento de sol negro y se desvaneció en el portal de la Oscuridad. Desesperados, los Elnares impulsaron todas sus fuerzas para mantener la vida de la Diosa. El Medianum fue abandonado a su propia suerte.
El caos, la muerte y la destrucción, llegaron de nuevo a este mundo. Cayeron los retenes del conjuro de la escisión. Innumerables ejércitos de guerreros de la Luz, la Oscuridad y la Naturaleza, se precipitaron unos contra otros, para la lucha final. El mundo de ultratumba fue elegido como campo de batalla. Y ahora sólo de los muertos depende el destino de los vivos…
